domingo, 27 de mayo de 2012

Y la música sigue sonando.

"Enfermedad neurodegenerativa, de pronóstico grave, incurable a día de hoy y altamente prevalente en la edad senil. Está causada por la muerte neuronal en determinadas zonas de la corteza cerebral, y se caracteriza por unas lesiones histopatológicas típicas y unos síntomas específicos."

Y así empieza lo que nadie quiere oír ni saber ni sentir.
La enfermedad de Alzheimer.




Esta enfermedad no es más diferente que otras en cuanto a que detrás del concepto siempre hay una persona detrás que sufre. Sin embargo, los efectos del Alzheimer no son solo desastrosos en el paciente, sino también en su familia. Y sin saberlo ni tener culpa, en el resto de la sociedad.
El enfermo de Alzheimer ve mermada progresivamente su propia racionalidad, las familias ven alejarse poco a poco el alma de su ser querido y los hospitales e instituciones siguen haciendo cuentas. Dado el envejecimiento de la población, si no se encuentra un remedio, la prevalencia global se habrá cuatriplicado en el 2050. Hablamos de más de 100 millones de afectados. Hablamos de incrementos de costes directos e indirectos, de la economía mundial y de los sistemas de salud.
Hablamos de alguien que un día fue tu padre, tu tío o tu abuelo. Y que ya no está.



Citando a Oliver Sacks, uno de los neuropsiquiatras más importantes del mundo, "una enfermedad nunca es tan solo una pérdida o un exceso: siempre hay una reacción del organismo o la persona afectados para restituir, reemplazar, compensar y preservar su identidad, por muy extraños que sean los medios para conseguirlo". Los enfermos de Alzheimer hacen cosas inesperadas, a veces absurdas y otras veces peligrosas, pero atribuir todo lo que hacen los pacientes con demencia a la enfermedad parece ser una explicación errónea. Muchas veces tratan de hacernos ver algo o intentan decirnos cosas que no saben explicar y se frustran, se enfadan, se exasperan porque no entendemos. El mejor tratamiento que podemos dar hoy en día a un enfermo con demencia es la comprensión, para lo cual necesitamos un plus de sensibilidad y empatía que no todo el mundo tiene. Al igual que nosotros mismos, ellos también tienen sus motivos para comportarse de una determinada manera, aunque esa manera no sea lo racional. Igual que intentamos entender por qué nuestra madre nos ha regañado hoy o por qué tal amigo se enfadó, debemos esforzarnos en entender por qué está comportándose de determinada forma. Quizá tenga miedo o la decoración de la habitación le recuerde a algo de su pasado desagradable o la noche anterior tuvo pesadillas y no quiere volverse a quedar dormido por este motivo. Desde luego, no es tarea fácil. Pero es lo único que podemos hacer por él. Merece la pena intentarlo.

 Esta postura está claramente reflejada en uno de los últimos libros que compré: Y la música sigue sonando, de Graham Stokes. Un libro editado por la Fundación Sanitas (http://www.fundacionsanitas.org/fundacion_sanitas/fundacion/SobreLaFundacion/index.html), que cuenta 22 historias de personas con demencia. El libro está dirigido a personas que deseen conocer más cosas sobre la demencia,  la sensibilidad y cariño de la narración son realmente conmovedoras.


Es un libro que me hizo pensar mucho en todo este tema de hacerte mayor. Ahora tengo 22 años y una vida llena de momentos inolvidables por delante (espero), pero esto no siempre será así y no es un tema en el que pensemos muy a menudo. Envejeceremos poco a poco y nuestro momento estelar de la vida irá pasando y nos dirá adiós a lo lejos mientras no nos queda otra opción que seguir hacia delante. En un camino que no será fácil y en el que ya no seremos la estrella de la película, ni siquiera un personaje secundario. Y se supone que es triste, pesimista y un poco de aguafiestas ponerte a pensar en estas cosas cuando has cumplido apenas 2 décadas en este excitante mundo en el que vivimos. Pero como estoy bastante en contra de esta manía de vivir al margen de una realidad que existe y que es ineludible, propongo empatizar con aquellos que sufren. Propongo que a la vez que empatizamos y somos conscientes de todo aquello que no queremos conocer, aprendamos a valorar de verdad lo que tenemos, a vivir el momento presente de la manera en que de verdad queremos vivirlo. Propongo cumplir lo que deseamos y hacerlo antes de que ya no sea el momento.

 Propongo una vida vivida. Ahora que la tenemos y que podemos hacer con ella lo que nos dé la gana.




lunes, 9 de enero de 2012

The Cove.

De pura casualidad llegó a mis manos "virtuales" The Cove, un documental ampliamente galardonado sobre la matanza de delfines en Taiji, Japón. Y digo de pura casualidad porque no es que me interese mucho el tema activista animal-vegetal, me imagino que por falta de sensibilidad medioambiental, no lo discuto. Soy así. Sin embargo, este documental me ha tenido pensando en el tema del que trata desde que lo vi, hace ya unos 15 días.

Todos conocemos Flipper, la famosa serie americana acerca de las aventuras de un delfín majísimo y casi más inteligente que mucha de la gente con la que a veces me cruzo. Flipper, que en realidad no era un delfín, sino 3 y hembras, era adiestrado allá por 1965 por Ric O'Barry. Este famoso entrenador de delfines es hoy conocido y temido por gobiernos y organizaciones de pesca de todo el mundo, ya que desde que se originó la imparable caza de delfines para parques acuáticos gracias a la serie Flipper, se ha propuesto poner fin al tráfico de animales salvajes para uso y disfrute personal. Ric O'Barry se siente culpable por toda la vorágine que causó la serie en la que él trabajaba y pone en riesgo su vida cada día para evitar que los gobiernos se aprovechen del animal que él más ama : el delfín.


The Cove narra el viaje del director  y sus ayudantes acompañando a Ric O'Barry en su propósito de desenmascarar al pueblo japonés de Taiji, conocido en su país por poseer uno de los mayores parques marinos. Y es que en Taiji se está cociendo una buena, concretamente una cacería de delfines sin límites, en la que todo vale y nada importa.
Algo había oído de la cultura gastronómica japonesa de comer ballena, pero la ballena es difícil de cazar y encima está extinguiéndose, sin embargo el delfín es un animal sumamente indefenso y muy parecido en textura y sabor. Lo de dar gato por liebre es universal. The Cove también habla de las medidas sanitarias que se llevan a cabo en un país de enfermos por la salud como es Japón, que paradójicamente no son tantas ni tan eficientes como cabría esperar. ¿Os suena eso de que el pescado puede tener mercurio en cantidades tóxicas para el ser humano? En el documental tratan este tema aportando datos científicos y con pruebas reales, aconsejan a Japón que tenga cuidado. De verdad, da miedo.



Los intereses económicos de la caza de delfines son múltiples y muy complejos, pero están tremendamente bien explicados en el documental y como no quiero espoilear mejor que lo veáis y os sorprendáis tanto como yo. Son cosas que casi ninguno de nosotros conocemos, ni siquiera la gente que vive en Osaka o Tokio, y son cosas que nos deberían hacernos preguntar ... ¿hacia dónde nos movemos en este planeta?

Sin lugar a dudas, la parte más emocionante del documental llega al final. Las últimas escenas fueron grabadas en absoluto secreto mediante cámaras de alta definición ocultas y mimetizadas con el entorno, micrófonos acuáticos y todo tipo de logística ideada para dar a conocer al mundo lo que estaba pasando en Taiji.
Las escenas son escalofriantes, podréis ver cómo los delfines son engañados, atrapados y asesinados sin piedad. ¿Cómo alguien puede dedicarse a eso y no cuestionarse por qué? No puedo creer que sea algo cultural, que simplemente los pescadores en Japón se dediquen a eso desde hace milenios y ya está. No hay más explicación. Pero algo malo debe de haber si toda esta cacería debe hacerse en secreto. Un secreto con el beneplácito del gobierno de Japón, aunque estas operaciones no están escritas en ningún papel ni se dan a conocer en las jornadas parlamentarias. Sería demasiado peligroso que nos enteráramos e hiciéramos algo para evitarlo.

Simplemente, no dejéis de ver The Cove.

jueves, 22 de diciembre de 2011

La Caída de los Gigantes.

Hace unos días terminé de leer el último best seller de Ken Follet: La caída de los gigantes. Un libro muy recomendable para cualquiera que le interese un poco el por qué de las cosas. Aunque no supera a Los pilares de la Tierra, Ken Follet consigue engancharte a una historia que no es más que la historia de nuestro continente, a través de las vidas de 4 familias de Alemania, Reino Unido, Rusia y Estados Unidos.
La trama comienza en 1914 durante los primeros minutos de la ebullición de la Primera Guerra Mundial, también llamada la Gran Guerra, puesto que enfrentó a las grandes potencias mundiales en dos bandos. La triple Entente y la Triple Alianza.

El libro no deja un punto por tratar acerca de esta Gran Guerra cuyo detonante es el asesinato del heredero al trono austro-húngaro en Sarajevo. A través del personaje de Ethel , una joven inglesa de clase baja nos introduce en el feminismo que ya empezaba a cocerse en aquel entonces debido a la gran importancia que cobró la mujer durante la guerra en las escuelas, el campo, la sanidad o la industria textil. Cuenta con personajes que serán muy importantes en los diferentes ejércitos y gobiernos de los países europeos en guerra. Otros  participarán en la Revolución bolchevique y otros serán la mano derecha del presidente americano.
Sin embargo, lo que más interesante me parece del libro es el hincapié sobre las consecuencias de la guerra. Ignorante de mí, nunca había pensado en qué nos podría haber repercutido. Como sabréis la guerra fue un fracaso para todos pero sobre todo para Alemania, que tras perder la guerra fue sometida al tratado de Versalles mediante el cual se haría cargo de una deuda millonaria por haber sido proclamada responsable directa de la guerra. Los "ganadores"  explotaron económicamente a Alemania que se sumió en una gran crisis no solo económica, sino también política. Un caldo de cultivo perfecto para las ideas radicales derechistas que querían cambiar tal situación a toda costa. Adolph Hitler paseaba por allí.

También tuvo consecuencias positivas. La colonias comenzaron a cuestionar sus lazos con la metrópoli y pidieron más derechos que progresivamente fueron concedidos.
Pero en mi opinión, fue la creación de la Sociedad de Naciones la consecuencia clave de la Primera Guerra Mundial. Fue el presidente de EEUU, Woodrow Wilson, quien soñaba con ello mucho antes de empezar la Gran Guerra, y le vino de perlas introducir sus famosos 14 puntos en la sociedad europea tras los devastadores resultados de la guerra.
La SDN perseguía las bases para la paz mundial y la reorganización de las relaciones internacionales para evitar la resolución de conflictos mediante las armas. En definitiva buscaba la seguridad colectiva. Sin embargo, desde el principio se lo montaron fatal. Al propio senado norteamericano no le convenció el acuerdo y se negó a firmar, por lo que EEUU quedó excluída de la SDN. Alemania y Turquía también fueron excluídas por haber sido derrotadas en la guerra, dejando allanado el terreno para una Segunda Guerra Mundial. La Unión Soviética, ya comunista, fue dada de lado precisamente por ser comunistas. Así que realmente no consiguió demasiados apoyos. Pero gracias a ese pequeño esbozo hoy tenemos la ONU, surgida tras la Segunda Guerra Mundial, y aunque tenga fallos hemos de admitir que nunca hemos creado algo más inteligente.

En definitiva, La Caída de Los Gigantes, además de ser un libro muy entretenido me ha enseñado eso tan viejo y manido de que conocer la Historia es importante para no repetir los mismos errores. El problema es que hay muy poca gente que la conoce.

                                                    Y eso explica muchas cosas.





jueves, 15 de diciembre de 2011

La cirugía.

Tras 4 días inmersa en el servicio de Cirugía Plástica del Hospital de Guadalajara, no puedo dejar pasar la experiencia y comentarla.

Empezamos las prácticas con ciertas reticencias, no sabíamos si estaríamos a la altura, básicamente. Otros compañeros ya nos habían comentado que en este servicio los cirujanos te hacían partícipe de todas las operaciones y que se molestaban en enseñarte. Sin embargo, tú eres estudiante, lo que es sinónimo de ser lo último de lo último en la jerarquía de un hospital, y probablemente la mayor estupidez saldrá de tu boca. Probablemente no, con total seguridad. 
Estábamos nerviosos, expectantes, íbamos a intervenir en una operación. No es moco de pavo. Y resultó que la operación era impresionantemente compleja ( y larga). 
La intervención era un CMDA, es decir colgajo de músculo dorsal ancho. Un colgajo es una porción de tejido vivo que mantiene vascularización propia y que es removido hacia otra parte del cuerpo donde es necesario. En este caso se movilizó el músculo dorsal ancho hacia una extensísima herida que rodeaba  la tibia derecha. Sin embargo, es muy común que este músculo se movilice hacia la mama en casos de reconstrucción mamaria.
La experiencia fue durísima, pero ahora, que ya no me duele ningún músculo de aguantar peso en la operación,  pienso que lo repetiría. Realmente el mundo quirófano es muy diferente de lo que esperaba. La concentración, no solo de los cirujanos, sino de todo el personal de enfermería es máxima. Todo articulado para crear una obra perfecta, la reconstrucción de una parte muy dañada del cuerpo. Además, nos hicieron sentir como uno más del equipo, nos ayudaron en todo y fueron muy atentos. Entré en el hospital esa mañana a las 8:30h. Salí a las 21:40h. Nunca había estado tan flipada y cansada. 

La historia viene porque yo nunca, nunca, nunca pensé en la cirugía como una opción de vida. Es raro. La gente se mete en medicina porque quiere ser Cristina Yang o Sheperd (cirujanos de Anatomía de Grey). Otros porque quieren ser House (imposible por cierto). Y otros porque ... ¿por qué no? 
En mi caso, lo que siempre me gustó de la medicina fue precisamente la parte clínica. Esto es el diagnóstico y tratamiento médico (no quirúrgico) de enfermedades. Me parece realmente interesante llegar a un diagnóstico a través de la experiencia del paciente acerca de su propia afección, crear una sospecha clínica sobre qué le pasa y qué no le pasa y a partir de ahí ayudarte de pruebas (de imagen, laboratorio, microbiológicas, citológicas ...) y poder solucionarle al enfermo su problema.
Y de repente aparece la cirugía. Completamente opuesto pero igualmente interesante.Quizá más llamativo, no deja de ser un trabajo manual, aunque sea científico. De hecho la palabra cirugía proviene del griego, jeirourgéia, que viene a decir precisamente "trabajo manual".
Sin embargo ... ¿será verdad eso de que los cirujanos son una especie aparte? Quiero decir, tienen fama de altaneros, pedantes, algo carniceros, muy frikis del bisturí, masoquistas, poco sociales ... Desde luego su calidad de vida es malísima, pero no pueden dejar de ser cirujanos, algo les ata. ¿Tienen algo especial que les hace más aptos para todas esas situaciones a las que se enfrentan? ¿Necesitan esa vidilla que da estar al límite de una situación? Y lo que es más importante, ¿tengo yo ese algo? O más bien, ¿quiero tenerlo o quiero seguir siendo en el futuro la doctora de la consulta?



"A los cirujanos nos forman para reparar daños. En el trabajo las situaciones críticas son nuestra línea de salida. En la vida las situaciones críticas son un síntoma de debilidad y hacemos lo posible por evitarlas"                    Capítulo 3, 5ª temporada de Anatomía de Grey.

viernes, 9 de diciembre de 2011

Lo mejor del 2011.

Lo mejor del 2011 fue empezarlo con mi familia, siempre me emociono cuando dan las 00h y todos nos abrazamos y brindamos. Seguimos siendo los mismos que hace 21 años, se agrega gente, pero nunca falta nadie. Lo siguiente mejor desde luego fue ver a mis amigos, tengo la maravillosa suerte de que todos se conocen y se llevan genial, siempre hacen que me sienta muy querida. 
Lo mejor del 2011 fue que todos ellos prepararan a escondidas una fiesta sorpresa de cumpleaños, en la que no faltaron los concursos de baile (you areee the dancing queeen).
Lo mejor del 2011 fue viajar a Roma en febrero, cenar delante del Panteón de Agripa y alucinar con la Piazza Navona.
Lo mejor del 2011 fue nuestra excursión a Salamanca, hacernos miles de fotos, salir por los bares más baratos del mundo y pasar muuucho frío. 
Lo mejor del 2011 fue sobrevivir a unos terroríficos exámenes y darte cuenta de que el esfuerzo debe ser permanente y tatuártelo porque no quieres que se te olvide. Lo mejor, fue ir con mi amiga Andrea a mi primer ballet "El lago de los cisnes" y querer ser un cisne blanco y a veces otro negro.
Lo mejor de 2011 fue sentirme una londinense más. Pasear por Portobello, hacer la compra en Tesco, coger el tube cada día unas 88 veces, tener los pies permanentemente mojados, perderme en Oxford Street, comer fish and chips, quedarte embobado mirando el Big Ben, soñar que vives en una preciosa casa blanca en Chelsea ...

Lo mejor de 2011 fue volver a Madrid y que todas mis amigas me estuviesen esperando para hacer una fiesta de pijamas y ver las fotos mientras tomábamos Pink Lemonade.
Lo mejor fue cuando mi amiga Judit decidió hacerme una visita veraniega desde Barcelona. La increíble (y cara) cena en el Wagaboo de Chueca, la fiesta posterior en el irlandés más marchoso del mundo, las ferias de Alcalá, las tapas ...
Lo mejor de 2011 fueron las quedadas con mis amigas del conservatorio. Simplemente son la bomba. Me siento tan unida a ellas que no importa cuánto tiempo haga que no nos vemos, en un periquete ya estamos al día. 

Lo mejor de 2011 fue empezar el curso y levantarme a las 6 de la mañana para ir a Guadalajara. Conocer a nuevos compañeros y estrechar lazos con otros que aunque ya conocía no sabía que me caían tan bien. Lo mejor fue asistir a mi primer parto y disimular las lágrimas cuando el bebé lloró por primera vez.
Lo mejor del 2011 fue Halloween. Por primera  vez me disfrazaba haciendo oídos sordos a mi gran sentido del ridículo. Las bailarinas muertas y su noche de confesiones espeluznantes.

Es difícil quedarse con algo de un año, cuando te han pasado cosas tan buenas y con gente tan maravillosa.
Soy realmente muy afortunada.

jueves, 1 de diciembre de 2011

Día internacional del SIDA.

Fue en 1988 cuando desde las sociedades norteamericanas de salud se decidió que el 1 de diciembre sería el día en el que se pensaría en esta enfermedad. El motivo no fue otro si no la política, como siempre. Y aunque el SIDA está en cierta parte muy unido a la política no hablaré en esta entrada de ello.

Curiosa enfermedad. Muy muy curiosa. Y no solo porque no pueda curarse ni prevenirse mediante vacunación, si no por todo lo que la rodea. 
Decir la palabra SIDA (síndrome de inmunodeficiencia adquirido) es aún hoy imposible sin que existan ciertas connotaciones que todos conocemos. Pero ¿y si te dijera que un virus, el VIH en este caso, solo es un virus? No se nos ocurriría pensar en un virus gay, drogadicto, mendigo, africano ... Marginado en definitiva.
¿Por qué no aprovechamos justo hoy para conocerle?
Debería estar orgulloso si pudiera saber que tiene día internacional y todo. 
El virus del SIDA se comporta como uno más de nosotros. Quiere vivir cómodamente, feliz. Y para ello nos necesita. Si quiere formar su gran familia, recurrirá a nosotros. Y sí, nos joderá. Mucho.
Hay mucha gente que da por culo a los demás mintiendo, insultando, robando. El VIH nos inmunodeprime, se carga todas nuestras células del compartimento celular inmune. No solo las aniquila, sino que a muchas las invita a suicidarse y a otras simplemente las engaña, las persuade de tal manera que le dejan estar ahí, como si nada. Y mientras tanto, el enfermo y su sistema inmune de chichinabo, va cayendo en una vorágine de infecciones y enfermedades neoplásicas y autoinmunes que más tarde o más temprano le llevarán a la muerte.

Esta es la teoría, claro está, y poco se puede hacer con él cuando ya ha empezado su genial estrategia. Pero en la práctica, sí que podemos decirle "eh tú, a dónde te crees que vas", podemos pararle los pies antes de que encuentre su pequeño hueco de placer en nuestro cuerpo. Todos hemos ido al colegio y sabemos de qué va este rollo, y además tenemos la suerte de vivir en un entorno sanitario de puro lujo en el que no nos harán una transfusión contaminada ni nos pincharán con agujas ya usadas. Pero ¿y qué pasa con el que no ha tenido esta suerte?

Este es el quiz de la cuestión. Solo unas cifras:
  • 33 millones de personas conviven con el VIH en la actualidad.
  • 28 de esos millones en África subsahariana. De ellos solo 1% tienen acceso al tratamiento.
  • Más de la mitad son mujeres.
  • 2.5 millones de infectados son menores de 15 años.
Y este es el gran drama. ¿Pensáis que por allí serán muy conscientes de que hoy es el día internacional de esa enfermedad que tanto conocen? Supongo que tendrán cosas más importantes en las que pensar.
Sin embargo, como somos españoles y al fin y al cabo lo más probable es que me dedique a la medicina en los hospitales de Espe, debo decir que aunque las cifras dejan muy claro que el gran problema del SIDA está en África, no es un tema que nos toque de lejos. 
En España de 2000 a 3000 personas se infectan cada año y de ellas el 30% son mujeres. No quiero ser agorera, pero 3000 personas ES MUCHA GENTE. Y todos hemos ido al cole y vamos a hospitales de la élite europea. Claramente algo estamos haciendo mal. 

Pero ... ¿qué es?